Después de todo un año de trabajo y tras las múltiples e intensas experiencias y vivencias compartidas, dedicamos unos días al descanso (del 3 al 15 de Agosto) y es que, programar un tiempo de descanso y saber vivirlo, tiene efectos positivos y saludables.

Cuando damos descanso a nuestro cuerpo y nuestra mente, experimentamos sensaciones físicas de plenitud, de fuerza, energía y vitalidad que, a su vez, provocan en nosotros y nosotras respuestas emocionales positivas de alegría, distensión, placer, entusiasmo, tranquilidad, emociones, todas ellas, que nos hacen sentir y estar bien.

Una de las investigaciones más sólidas existentes en torno al papel y la función adaptativa de las emociones positivas, es la realizada por Bárbara Fredickson. Esta autora es la creadora del Modelo de Ampliación y Construcción de Emociones positivas.

Los principios que rigen el Modelo nos demuestra que además de las sensaciones placenteras derivadas de la experimentación de emociones positivas, éstas amplían nuestros repertorios de pensamiento y acción y nuestra capacidad para construir reservas de recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sociales imprescindibles para afrontar adaptativamente el futuro.

El descanso y las emociones positivas derivadas del cambio de actividad no sólo nos impulsan y nos mueven hacia el planteamiento de nuevas tareas, nuevos retos u objetivos sino que también alimentan nuestra autoconfianza hacia la consecución o el logro de los mismos.

Hasta pronto y felices vacaciones.