En estos últimos años, la psicología occidental está mostrando un creciente interés por la psicología oriental. Cada vez es mayor el número de estudios dirigidos a analizar e investigar el grado de efectividad de algunas técnicas basadas en las prácticas de origen budista. Podemos decir con alegría y actitud de apertura, que estamos asistiendo a una fusión entre ambas psicologías. Esta combinación nos presenta y nos muestra nuevas dimensiones sobre las que explorar nuestra humanidad y abordar nuestro desarrollo en plenitud.

Recientemente, a través de la Universidad de Valencia y de la mano de Vicente Simón, he participado activamente en una primera aproximación al aprendizaje de la práctica de mindfulness o atención plena y el desarrollo de la presencia a través de la meditación. Si algo he experimentado y consecuentemente puedo atestiguar, es que mindfulness es una práctica, una práctica de vida.

Si como bien digo la práctica y su experimentación es lo verdaderamente revelador, así lo ha sido y está siendo en mi caso, me encantaría acercarles al cultivo de la actitud compasiva ante el sufrimiento de los demás y el sufrimiento propio, es decir, la compasión y la autocompasión.

En el prólogo a la segunda edición de El hombre autorrealizado, Maslow ya nos propone la tarea de elaborar una psicología nacida de la compasión y el amor a la naturaleza humana.

Y¿qué es la compasión? El término compasión deriva del latin com (con) y pati (sufrir).

La compasión consiste en empatizar con los demás cuando están sufriendo,emocionarse por el sufrimiento(1) unido al deseo de aliviarlo. Que los demás estén libres de sufrimiento sería la frase que mejor refleja esa bondad amorosa presente en la compasión.

Este amor al que hemos hecho referencia, no sólo se refiere a los demás, sino también a uno mismo, a una misma. Mirarnos y tratarnos con amabilidad, darnos consuelo, cuidado y serenidad, constituye la base de la autocuración emocional.

La investigadora que más ha estudiado en profundidad la autocompasión y sus efectos es Kristin Neff, psicóloga de la Universidad de Texas, en Austin. La autocompasión tiene tres componentes que están estrechamente interralacionados:

-Amabilidad y comprensión hacia uno mismo o una misma en los momentos de dolor o de fracaso.
-Percepción del sufrimiento como parte de la experiencia humana.
-Conciencia equilibrada de pensamientos y sentimientos dolorosos.

Y ya para terminar, os dejo con algunas frases que expresan este espíritu de amor y compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
 

Que tú y yo estemos a salvo

Que tú y yo tengamos paz

Que tú y yo tengamos salud

Que a ti y a mí nos vaya bien en la vida

(1) Vicente Simón. Aprender a practicar mindfulness. Sello Editorial. Barcelona, 2011. (5º Edición)