CÓLICOS DEL LACTANTE

Publicada: el 30 de Septiembre del 2014

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Para abordar los cólicos del lactante, afectación que encontramos en el 25% de los recién nacidos, hemos de considerar el profundo cambio al que el sistema digestivo del bebé se ve sometido tras el nacimiento. Hemos de pensar que, pasar de una alimentación que tiene lugar en el vientre materno a través del cordón umbilical, a una alimentación externa en un corto espacio de tiempo, supone un gran cambio en el organismo del bebé en general y de su sistema digestivo, en particular.

Los cólicos, cuya expresión es dolorosa no sólo para el bebé sino también para sus seres queridos, son una respuesta de adaptación a la nueva situación y como tal, bien podríamos contextualizarlas en un marco de normalidad que además incidiría positivamente en reducir el nivel de intensidad emocional, en el que habitualmente solemos vivir la manifestación del dolor de un ser recién nacido.

Además, un bebé siente en sus tejidos,  en su carne, las emociones de su madre. Incluso si ésta las reprime, el bebé las capta a nivel propioceptivo.

El paso a través del canal del parto provoca cuando menos molestias y alteraciones que se ejercen en el cráneo del bebé: compresión de las suturas craneales, de los nervios que pasan a través del agujero rasgado posterior, del cóndilo occipital, de la sutura esfenobasilar  y sobre las cadenas musculares: cuello, plexo braquial, clavículas, parrilla costal.  

Según los meridianos y las cadenas solicitadas, el bebé va a expresar diferentes síntomas. Uno de los más frecuentes es el que afecta al diafragma y a la digestión. Es interesante conseguir de nuevo un movimiento armonioso y fluido en el bebe para que todo sea más fácil.

La identificación del cólico está vinculada al cómo el bebé expresa su dolor, un expresión basada fundamentalmente en un llanto intenso y prolongado y  que, en ocasiones, va unido a un repliegue de las rodillas hacia el vientre o a una cierta rigidez en las piernas y músculos del abdomen.

Hoy en día, la homeopatía nos ofrece diferentes remedios para reducir los efectos del cólico del lactante, aliviar las molestias y minimizar el dolor, todo ello, sin que el bebé corra ningún riesgo asociado al tratamiento.

La prescripción de medicamentos homeopáticos para minimizar el dolor en estos casos, dependerá de si nos encontramos o no con las siguientes manifestaciones: gases intestinales, hipo tras las tomas, estreñimiento, alivio al masajear el vientre, entre otros.

En casos excepcionales en los que no se observa mejoría tras la ingesta del medicamento homeopático unido a otra sintomatología como fiebre, vómitos, diarrea o pérdida de peso...determinaremos indispensablemente la realización de pruebas diagnósticas que diferencien otro tipo de afección y/o patología

Y ya para terminar, recordar que en homeopatía pediátrica, se mantiene el principio de individualización.

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